EL PROGRESO DEL PEREGRINO

La lectura es uno de mis pasatiempos favoritos.

Desde mi época de estudiante en la Universidad Veracruzana, empecé a aficionarme a los libros; todos me gustaban, sin importar el género, el tema principal ni el autor. Lo importante era que fueran interesantes y de fácil lectura.

Cuando me inicié como servidor público gubernamental en 1979, en la Ciudad de México, empecé a comprar libros cada semana, a la fecha cuento con una biblioteca personal de más de 3 mil ejemplares, lo que representa uno de mis grandes orgullos.

En algún momento empecé a leer biografías de personajes que han trascendido en la historia.

Cuando leí la vida de Abraham Lincoln, descubrí que su libro favorito era El progreso del peregrino. Benjamin Franklin y Rudyard Kipling, en sus autobiografías, también refieren que ese era su libro de preferencia.

Esto me llamó mucho la atención y desde entonces, El progreso del peregrino ocupa un lugar especial en mi biblioteca.

Estamos hablando de una novela alegórica escrita por John Bunyan en 1678, considerada una de las obras literarias clásicas, traducida a más de 100 idiomas.

¿Usted ya la tiene?,

No.

Consígala.

Sé lo que le digo.