Los buenos gobiernos en el mundo se caracterizan por atender cabalmente 3 áreas neurálgicas de su administración: salud, educación y seguridad.
Si cuentan con una buena educación, entonces están en el camino correcto para atender de la mejor manera los ámbitos de salud y seguridad.
Por ello, es digno de reconocer lo que se realizan en materia educativa en países como Finlandia, Japón y Singapur.
De hecho, si hubiera un campeonato mundial de educación, los finlandeses lo ganarían.
Finlandia ocupa los primeros lugares en progreso y desarrollo social, económico y político, y la clave de su éxito está en la educación
Ha realizado grandes inversiones en investigación y desarrollo, cuenta con un sistema educativo gratuito desde preescolar hasta la Universidad, se distingue por tener a los maestros más capacitados del mundo, quienes son muy respetados, bien remunerados y de gran prestigio.
Elegir gobiernos honestos que destinan los impuestos que se recaudan a la educación, es algo que los identifica de los demás países.
Japón, por su parte, implantó el sistema educativo CAMBIO VALIENTE que les permite a los niños japoneses tener una visión mundial, no nacional.
Llegando a los 18 años, los jóvenes estarán formados para dominar cuatro idiomas y conocer al menos cuatro culturas diferentes, habrán leído 52 libros al año, respetarán la ley, la ecología, la convivencia y dominarán la aritmética de negocios y finanzas, entre otras cosas.
Singapur con una población que no llega a los 5 millones de habitantes, precedido de altos niveles de pobreza, tiene más de 4 mil jóvenes estudiando en las Universidades de los Estados Unidos.
Todas las escuelas primarias deben lograr que sus alumnos conozcan, por lo menos, la cultura de otro país.
Las autoridades de Singapur han expresado: “Queremos que nuestros jóvenes entiendan desde pequeños como funciona el mundo.”
En México, las cosas no son iguales ni parecidas, se requiere un cambio de timón muy agresivo.
Quizá tengamos que entender que los gobiernos no pueden cargar con todas las tareas que les corresponden ó no las quieren asumir, y tendremos que hacer de la educación una tarea de todos, brindándoles a los maestros el respeto, el reconocimiento, el status social y el nivel que se merecen.
¡Ah, y pagarles muy bien!
¿Es difícil? Me parece que no.