Cuando se refieren a alguna persona que es de comportamiento negativo, hostil o pendenciero he escuchado decir: “parece que está peleado con la vida”.
Con ello me ha surgido la pregunta, ¿Realmente es muy difícil ser feliz?
A mí me parece que no, de hecho, yo pienso que nacimos para ser felices y que para lograrlo sólo tenemos que tomar las decisiones correctas.
Los problemas, contratiempos y circunstancias adversas que enfrentamos forman parte de la vida y nadie, nadie escapa a ellos.
Todos enfrentamos este tipo de situaciones, algunos en mayor o menor medida, con alto o menor impacto, en épocas de bonanza o en la peor época, pero nadie se escapa de ello.
Para superarlas sólo debemos tomar consciencia de que en algún momento aparecerán y debemos darles su justo valor, ni más ni menos.
El problema es cuando sobredimensionamos su presencia y no mantenemos el equilibrio mental ni emocional que demanda esa circunstancia.
Algunos de los problemas que se presentarán y pueden hacernos infelices, ameritarán que paguemos el precio para superarlos.
Y no estoy hablando de dinero. De hecho, el dinero es el factor antihigiénico menos importante que necesitamos.
En la escala de valores de lo que se necesita para ser feliz, el dinero ocupa el último lugar.
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